lunes, 25 de junio de 2012

LOS SIMULACROS: DE LA EXAGERACIÓN A LA REALIDAD

¡Están exagerando! ¡Nos ven como irresponsables! ¡Nuestros productos son muy seguros! ¡Es imposible que eso nos suceda!... Expresiones que he escuchado durante o al finalizar simulacros de crisis ¡Y QUE HAN SIDO ACALLADAS POR LA REALIDAD!

No es que las corporaciones sean irresponsables o hagan mal las cosas. Todo lo contario: la mayoría de ellas se desempeñan tan bien que exceden la confianza y olvidan que siempre hay un imponderable que se sale de control. De ello pueden dar cuenta numerosas organizaciones de todo tamaño, incluida la NASA (desde Apolo 1, pasando por el Apolo13 hasta los transbordadores Challenger y Columbia) a pesar de emplear lo más avanzado en la tecnología y protocolos de seguridad.
Los simulacros permiten que una organización no sólo pueda reaccionar de la mejor manera posible ante un evento inesperado, sino que significan la posibilidad de descubrir áreas de oportunidad para evitar caer en una crisis. Por ello los simulacros presentan situaciones exageradas, pero planeadas con base en situaciones reales.
En este tipo de ejercicios se ha “matado” gente, “tirado aviones”, “secuestrado” ejecutivos, “contaminado” productos, “volcado” autos, “producido” explosiones, “destruido” reputaciones a través de “los medios” y en general, se han vivido situaciones que pueden percibirse inverosímiles pero que en ocasiones se quedan pequeñas ante la crisis real. Es muy similar a lo que viven los pilotos de avión en los simuladores de vuelo.
El simulacro, en términos generales, consiste en aislar a los participantes en una sala habilitada a tal efecto con teléfonos, micrófonos y cámaras de video conectadas a una sala de control en donde son monitoreados en sus decisiones e intervenciones y es centro de salida y llegada de llamadas de “periodistas”, “autoridades”, “líderes sindicales” o cualquier otro personaje relevante que pudiera intervenir en la gestión de la crisis. También desde ahí salen “boletines prensa”, “notas” de radio, televisión, periódicos y portales de noticias, así como cualquier otro soporte de comunicación que le aporte verosimilitud al caso, en línea con un guion realista previamente elaborado.
En mi experiencia, hay algunos factores que pueden influir en el éxito y aprendizaje de un simulacro. De ellos, me parece que los más relevantes son:
El involucramiento de la alta dirección en la preparación del ejercicio.
Es importante para poder disponer de información privilegiada sobre procesos, responsabilidades, políticas y niveles de relación, que permita desarrollar una dinámica creíble. Todo tiene que suceder como sería en la realidad.
En alguna ocasión “se contaminó” con arsénico un producto de consumo. Durante el ejercicio, los involucrados rechazaron esa posibilidad hasta que el jefe del laboratorio confirmó la existencia de tal sustancia para la realización de algunas pruebas bajo estricto control. Esta información se obtuvo gracias al nivel de involucramiento logrado.
La participación de la alta dirección en el simulacro.
La ausencia o poco involucramiento de los directivos le puede restar credibilidad y seriedad, e impactar negativamente al resto de los participantes.
Durante un simulacro para una aerolínea, de acuerdo con el protocolo el primero que recibió una llamada fue el responsable del equipo de crisis, a quien se le solicitó toda la información disponible para tenerla lista al llegar al centro de control. La respuesta fue “no me puedo involucrar, no cuenten conmigo tengo otras cosas que hacer” y el impacto se reflejó en una alteración significativa de la dinámica que decepcionó a algunos y enojó a otros.
La documentación histórica del caso.
Independientemente de la información privilegiada que se obtenga dentro de la corporación, el aprovechar los servicios de búsqueda en internet puede aportar datos que incluso sean desconocidos por los directivos de la empresa o, sabiéndolos, no consideren necesario compartirlos. Investigar, como lo haría un buen reportero, llega a resultar en escenarios inesperados para los participantes en el simulacro.feremx do 2
De investigaciones en la red, durante un simulacro los directivos de una farmacéutica supieron que un lote del producto objeto del entrenamiento había sido retirado del mercado en otro país, y los de una productora de alimentos para animales conocieron de una multa por prácticas monopólicas, por citar dos ejemplos. Adicionalmente, en el primer caso, el ejercicio arrojó importantes áreas de oportunidad en los empaques de producto.
Factor Sorpresa
Las crisis no se anuncian, se presentan de manera sorpresiva. Un factor de éxito en un simulacro es el tomar desprevenidos a todos los participantes: un correo electrónico, una nota en un portal de internet o un audio o video de un “noticiario” con conductores reconocidos que hablan de una situación que afecta a mucha gente, es un elemento que ayuda a que los participantes “se metan” en la dinámica del simulacro.
Apoyo de ejecutivos internos
Además de información privilegiada para el diseño de la situación, contar con aliados internos que ayuden a canalizar “llamadas de medios” así como a plantear cuestionamientos que, sobre bases reales, puedan complicar el panorama, es de gran ayuda para lograr realismo en la situación. El personal interno conoce nombres, cargos, teléfonos, horarios y situaciones específicas propias de la corporación, lo que permite el factor realismo.
Materiales impresos y electrónicos
El éxito en credibilidad de un simulacro se logra no sólo con llevar preparados materiales como “notas de diarios”, impresiones de “portales de medios” o audios y videos de “noticiarios” que dan cuenta de la crisis.
Contar con colaboradores que participen en “manifestaciones”, sean “testigos” den “testimonios” de lo sucedido y hagan las veces de “reporteros” con grabadoras y videocámaras para editar el “noticiario” con las más recientes declaraciones y comentarios editoriales de los “conductores”, da realismo al ejercicio e impacta a los participantes.
nrtre metrogasEn septiembre de 2004 se efectuó un simulacro para una empresa gasera. El panorama era una explosión en una estación del metro en el DF, con un muerto y varios heridos.
Los directivos de la empresa se molestaron por la dinámica del simulacro, bajo la premisa de que se trataba de una “exageración” sin sustento.
Al mes siguiente el ejercicio se hizo realidad en prácticamente todos los puntos, excepto que la explosión fue en Monterrey.
Los resultados de una experiencia como ésta son espectaculares. Después de un simulacro, se tiene otra visión de las crisis y por ello –y por la rotación de personal que suele haber en las empresas- es bueno repetir la experiencia de manera anual, con situaciones y estructura diferentes.
Sin embargo, no obstante lo exagerado que pueda ser el ejercicio, las crisis reales siempre presentan ángulos difícilmente imaginables. Por lo regular, cuando se piensa que se ha llegado al final de una, surgen variables que la agravan. El entrenamiento y la simulación de las situaciones en definitiva ayudan para una mejor reacción ante la realidad.

lunes, 18 de junio de 2012

La Vida sin Medios de Comunicación

¿Podrían los jóvenes vivir sin medios de comunicación?

Primero fueron los diarios, luego la radio, vino después la televisión y nos llegó el internet, que trajo consigo los portales noticiosos y las redes sociales. Todos son medios a través de los cuales las corporaciones se comunican y la gente obtiene entretenimiento e información.

Gracias a estos medios nos informamos sobre lo que sucede, conocemos lo que hacen los gobernantes (o lo que dejan de hacer); accedemos de manera inmediata a lo que está pasando en cualquier sitio del planeta; cotejamos una información entre múltiples fuentes; nos movilizamos por una causa justa y defendemos los derechos sociales y políticos de alguien que se encuentra muy lejos. Ni empresas ni individuos podemos prescindir de estos medios.

¿Qué pasaría si de repente desaparecieran TODOS los medios de comunicación masiva? ¿Podrían los jóvenes vivir desconectados del resto del mundo?

susan moellerEn noviembre del año pasado la doctora Susan Moeller, catedrática de Medios y Asuntos Públicos de la Universidad de Maryland, realizó una investigación global en colaboración con la Academia de Salzburgo Para Medios de Comunicación y Cambio Global, denominada “El Mundo Desconectado”.

El estudio consistió en pedir a grupos de estudiantes de diversos países del mundo que vivieran 24 horas sin medios de comunicación electrónicos -teléfonos móviles, televisión, computadoras, radios-, y que luego contaran su experiencia. El desarrollo de la investigación provocó interés en medios de todo el mundo como la BBC, CNN, The New York Times, y otros.
Globalmente, una clara mayoría admitió haber fracasado en sus esfuerzos de pasar un día completo desconectada, a otros les significó descubrir su soledad y un segmento más pudo volver a disfrutar de “los placeres simples de la vida”.
mexico highlightsEn México, muy pocos estudiantes experimentaron desesperación aunque perdieron su ”vida social” en el Facebook, Twitter y mensajería instantánea. Muy pronto descubrieron que sin los medios electrónicos no sabían qué hacer con sus vidas y muchos no resistieron las 24 horas, conectándose después de las primeras dos horas.

El tiempo que vivieron sin teléfono, computadora, televisión y Ipods les pareció una eternidad; se aburrieron y definitivamente no resistieron. Aunque hubo realmente poco entusiasmo por desconectarse, los participantes sí reconocieron que no hay que depender totalmente de los medios de comunicación instantánea.

Pero la desconexión de los medios tradicionalmente empleados por los jóvenes arrojó “descubrimientos” para los periodistas que dieron seguimiento al estudio.:
  1. La definición de “noticia” ha cambiado. Ya no sólo son los acontecimientos en el mundo de la política, los negocios o las relaciones internacionales, sino TAMBIÉN lo son los comentarios diarios de los amigos.
  2. Rara vez buscan noticias en los sitios de noticias tradicionales; más bien absorben, casi inconscientemente, las noticias que se les ofrecen en la barra lateral de sus cuentas de correo electrónico, o que aparecen en los muros de sus amigos en Facebook, o que les llegan a través de Twitter.
  3. Reciben las noticias en dosis de 140 caracteres.  Es decir, las obtienen en forma de capítulos. Y si uno o dos capítulos se pierden en el camino, no se toman la molestia de regresar a buscarlos. Consideran que los encabezados de los diarios, que tienen de facto la misma longitud de un mensaje de texto, proporcionan más que suficiente información sobre todos los acontecimientos. Group of smiling friends standing against white background
  4. Para los estudiantes, “noticia” sólo significa “algo que acaba de pasar”, y quieren conocerla independientemente de que tenga relevancia mundial o de que sea de interés exclusivamente personal. De esta forma los medios de difusión de “noticias” sobre los amigos y familiares (las redes sociales) pueden servir de caballos de Troya para difundir también las noticias locales, nacionales e internacionales.
  5. Sin embargo, no es que no les interesen las noticias. El flujo de información es tan continuo y en tal cantidad, que hay mucha más información de la que el individuo puede asimilar y procesar, además de que, revela el estudio, hoy en día los intereses de los estudiantes son mucho más variados que los de sus predecesores.
Y toda esta información ¿Para qué sirve si sabemos que ni los jóvenes ni los adultos podríamos prescindir de los medios de comunicación?

Desde el punto de vista del comunicador de empresas o de agencias de relaciones públicas, es útil saber que hay canales de comunicación que son consultados continuamente por un importante segmento de población al cual se le pueden enviar mensajes, ya sea mercadotecnicos o noticiosos, que tiendan a atraer su interés hacia productos, servicios o eventos de las empresas y a través de los cuales puede darse una retroalimentación instantánea que indique la efectividad del mensaje o la necesidad de modificar una estrategia de comunicación.

Los jóvenes, está comprobado, tienen capacidad de modificar tendencias, establecer agendas, generar modas o crear controversia, entre otras cosas que eventualmente pueden fortalecer o deteriorar una imagen empresarial o contribuir a un mayor o menor consumo de productos, según los intereses de cada empresa. Y todo, con sólo 14'0 caracteres.

lunes, 11 de junio de 2012

¿SON ÚTILES LOS BOLETINES DE PRENSA?

Sólo con boletines de prensa podría editarse un diario en los años 60.

Alguna vez mi padre, que era periodista, me dijo que con un mensajero, un redactor, un reportero y un fotógrafo, podría editar un periódico. El primero recogería boletines de prensa, el segundo les daría estilo y el tercero haría alguna cobertura especial. Del fotógrafo, era obvia su función.

Es probable que ello fuera posible. En aquellos años la mayoría de la información en los diarios provenía de boletines de prensa oficiales, es decir, comunicados de las dependencias de gobierno. La información estaba controlada y de hecho no existía el periodismo económico y financiero como lo conocemos ahora.

Testimonio de ello hay varios. Reproduzco dos en la columna anexa.

Conforme surgió el periodismo empresarial y de finanzas, los boletines de prensa empezaron a cobrar relevancia y se convirtieron en una fuente de información para los medios de comunicación sobre temas de actualidad y de interés tanto para ellos como para las propias corporaciones y sus públicos (el lanzamiento de un producto, el posicionamiento de uboletin_4_diciembre_2011_previewn líder de opinión frente al tema del día, la situación sobre una catástrofe, entre otros).

Pero desde siempre, la vida útil de un boletín de prensa es breve y mientras menos información noticiosa contenga, más corto será su paso por el escritorio o la computadora del periodista. Por eso su empleo debe ser racional y siempre con un contenido noticioso, especialmente cuando los medios de comunicación reciben diariamente decenas de ellos de diferentes empresas y fuentes informativas, que compiten, primero, por ser abiertos por el reportero, luego, por ser leídos y considerados y, finalmente, por un espacio dentro del medio ya que aunque el reportero lo considere, no hay garantía de que los editores lo incluyan cuando puede haber temas más relevantes.

Las expectativas originales de los boletines eran el que se difundieran en prácticamente todos los medios de comunicación, lo que casi siempre ocurría y hasta eventualmente había reporteros que “firmaban” los boletines en su publicación, sin alterar ni una coma. Sin embargo, el hecho de que en la actualidad la mayoría de los medios buscan desarrollar sus propias historias le ha restado importancia a los comunicados oficiales, además de que tanto clientes como agencias de relaciones públicas frecuentemente saturan a los medios con extensos boletines con información que no siempre es noticiosa, con datos inútiles o redundantes, información sobre otras ideas o personas ajenas al tema central del comunicado, mensajes antiguos, etc.

Ante ello, surge la pregunta: ¿son útiles los boletines de prensa en la actualidad?

En un boletín por lo regular se informa sobre algo que ya aconteció: el inicio o fin de una huelga, la quiebra de una empresa, un lanzamiento de producto, lo que sucedió en una situación determinada, resultados financieros de una empresa, el resumen de un evento, la inauguración de una instalación, por mencionar algunas situaciones. En el comunicado se dan pormenores, datos duros relevantes y sirve de base para que los reporteros redacten su nota.

Sin embargo, en muchos casos se distribuye el boletín al finalizar una conferencia de prensa o un acto de interés (inauguración, lanzamiento de un producto, anuncio de algo que se proyecta hacia el futuro inmediato, etcétera). Son situaciones normalmente cubiertas por los reporteros asistentes quienes inclusive comparten la información con quienes llegan después. el boletín contiene los datos de los que los reporteros son testigos, pero a veces carecen de citas textuales de otros voceros participantes y, sobre todo,   no puede contener los imponderables que pueden ocurrir durante la realización del evento, de los que ni cliente ni agencia tienen control.

¿Hay razón de ser del boletín en esas circunstancias?

En ocasiones el comunicado se queda corto y la noticia del evento se genera por los imponderables. Como ejemplo de lo anterior, una aerolínea nacional envió un boletín a fines de mayo pasado, anunciando una nueva ruta de Colima a Tijuana, con el Gobernador colimense como invitado de honor. El boletín hablaba del crecimiento de la aerolínea, el impulso económico, cultural y turístico a la región, las frecuencias y horarios y la disponibilidad de boletos. Lo único que no consideró el comunicado es que el avión no pudo aterrizar debido a la niebla sobre el aeropuerto. Algunos diarios encabezaron en sus VOLARISportales: “Se "nubla" ruta aérea Colima-Tijuana y mencionaron que “A las 9:00 horas se esperaba que el avión procedente de Tijuana aterrizara en el aeropuerto de Buenavista, en el Municipio de Cuauhtémoc, Colima; sin embargo, la ceremonia de inauguración de esta ruta aérea tuvo que llevarse a cabo sin la aeronave”.

Me parece que en la actualidad el boletín puede ser mejor empleado de manera preventiva, para anunciar algo que va a suceder, más que relatar hechos acaecidos, por muy actuales que puedan ser. Un documento así alerta a los reporteros de diarios para programar su agenda y en el caso de las revistas, se puede convertir en una herramienta para despertar el interés del editor sobre algún posible reportaje sobre el tema.

De cualquier forma, narrando hechos recientes o futuros, previo a la elaboración del boletín se requiere determinar el objetivo de comunicación, encontrar el ángulo que significa noticia para los medios, conocer qué información de la empresa se debe reservar en la confidencialidad, establecer a qué fuente le podrá interesar y contar con la base actualizada de datos de los periodistas.

Lograr boletines noticiosos implica prescindir de adjetivos, datos inútiles, información redundante, ideas poco relacionadas con el tema central y otros elementos del lenguaje con los que suelen adornarse muchos comunicados en México. Es redactar como si fuese el reportero que va a defender la información para su publicación.

lunes, 4 de junio de 2012

LA EQUIVALENCIA PUBLICITARIA

Los servicios de comunicación son un intangible dado que sus resultados, en lo general, no se ven reflejados en las utilidades, el volumen de ventas o en los ingresos de la empresa, y su valoración suele ser muy subjetiva, dependiendo de los intereses de los involucrados.

Un ejemplo: hace algunos años trabajé en una empresa de productos de consumo muy famosos. El reto del área comercial era incrementar las ventas y para ello requería del apoyo del área de mercadotecnia, a fin de generar una campaña que indujera a un mayor consumo, para lo cual se autorizó un presupuesto muy generoso. Al finalizar el año fiscal se vio que el volumen de ventas no tuvo variación significativa.

¿Fracasó la campaña?
Desde el punto de vista de ventas, sí; desde la visión de Mercadotecnia, sin la campaña las ventas hubieran caído.

El ejemplo viene a colación porque las agencias de relaciones públicas también enfrentan el reto de mostrar la efectividad de su trabajo, especialmente cuando se trata de la valoración de la información de la empresa, sus mdicion 1productos o servicios, difundida a través de los medios de comunicación impresos, electrónicos y digitales.

Tradicionalmente las agencias recurren a la llamada “equivalencia publicitaria”, esto es, un estimado de lo que se hubiera tenido que pagar al medio por el espacio que ocupó la información y, junto con  ello, se entrega un “análisis” que determina cuánta de la información fue positiva, negativa o neutral (consignativa).

¿Es válida y confiable esta valoración? ¿Qué variables se toman en cuenta para calificar la información como positiva o negativa? ¿La equivalencia publicitaria realmente es reflejo de la efectividad en la transmisión de mensajes?

En 2003 la Comisión para la Evaluación y Medición en las Relaciones Públicas, del Instituto de Relaciones Públicas de los Estados Unidos, publicó un estudio denominado “El Valor de la Equivalencia Publicitaria” (AVE, por sus siglas en inglés), elaborado por Bruce Jeffries-Fox, en el que cita algunos de los beneficios del AVE, pero, paradójicamente, recomienda no emplearlo.

Este y otros documentos de dicha comisión desalientan el uso de la Equivalencia Publicitaria, favoreciendo en cambio otras formas de análisis para complementar lo cuantitativo con lo cualitativo.

El documento segmenta la metodología de medición en:
  •  “Outputs”, es decir, todo lo que se genera para apoyar un programa o campaña de relaciones públicas, o el paso final de un producto de comunicación (boletín, discurso, folleto, etc.);
  • Outtakes” en referencia a cómo las audiencias han entendido el mensaje o cómo han respondido a la comunicación, y
  • Outcomes”, referidos a cambios medibles en opiniones, actitudes o conductas esperados por un mensaje.
El emplear la equivalencia publicitaria permite asignar un valor económico a la información difundida. En medios impresos se mide el espacio en líneas ágata o centímetros y en medios audiovisuales en segundos de transmisión, y se multiplica por el costo de las tarifas publicitarias de cada medio, ya sea por líneas, por centímetros o por segundos, tomaas del directorio de Medios Publicitarios. Mientras más medios, tiempo y espacio, mayor volumen de valor económico. Con ello el cliente sabe cuánto le “ahorró” la agencia de relaciones públicas al evitarle tener que pagar una gacetilla publicitaria o un desplegado.

Sin embargo, hay algunas variables que habría que considerar para dar el verdadero valor al trabajo de la agencia:
  • No es el mismo costo el de la publicidad comercial que el de la política, como tampoco es igual una nota informativa en diversos medios redactada con diversos estilos, que los mensajes publicitarios que son homogéneos.
  • El costo varía de acuerdo a la posición que ocupa la nota en cada página y sección o al horario y estación en que transmite un noticiario.
  • La audiencia es distinta en cada medio y varía de sección a sección en los impresos y de acuerdo al horario y rating de cada estación de radio y televisión.
  • La circulación de los medios impresos es diferente y no siempre está auditada.
  • No se diferencia el valor de la nota del a la del comentario. Por lo general se asigna el mismo valor por espacio a un comentario de un columnista o conductor, que al de un reportero, cuando se considera que un comentario de columnista o conductor tiene más peso y credibilidad. Adicionalmente no hay uniformidad en cuanto a si se debe considerar toda la columna o sólo el espacio del comentario de interés.
  • El  valor se asigna al total de la información. No hay mucha claridad en cuanto a si la valoración económica corresponde a toda la información publicada o sólo a la que fue catalogada como positiva. ¿Qué pasa si el mayor porcentaje de notas resulta negativo? ¿Cómo se asigna el valor económico a las consideradas “neutrales”? ¿Cómo valorar el que la mención del cliente sólo aparezca en un solo párrafo de una nota más amplia que refiere a más empresas?
  • El criterio de valoración para medios en línea no es claro y resulta poco confiable.
  • No se establece cómo se difundieron los mensajes del cliente. De hecho, la mayoría de las veces ni siquiera se retroalimenta al vocero sobre si comunicó los mensajes que deseaba transmitir durante la entrevista).
  • Derivado medir y evaluar de lo anterior, no se establece cómo impactó el mensaje en la audiencia.
En junio de 2010 se celebró la Segunda Cumbre Europea de Medición en Relaciones Públicas que adoptó siete principios, entre los cuales se destaca que "el advertising value equivalency (AVE) o valor equivalente en publicidad, no mide el valor de las relaciones públicas y no informa sobre actividad futura. Sólo mide el valor del espacio en los medios."

No obstante las variables anteriores, los clientes de las agencias de relaciones públicas en México  parecen estar satisfechos con los resultados de la equivalencia publicitaria y las clasificaciones de “positivo” “negativo” y “neutral”, aún cuando se desconozcan los criterios de medición.

Sin embargo, creo que sería conveniente que las empresas asignaran presupuestos adicionales para realizar un trabajo de medición y análisis más profesional, que  distinga y valore los outtakes y los outcomes. Esto implica: determinar cómo se difundieron los mensajes, cómo los entendió la audiencia y que cambios hubo en sus actitudes y opiniones, pero sobre todo, si con el trabajo se ha apoyado a la estrategia de negocio de la empresa cliente.

Asimismo me parece que las agencias de relaciones públicas tendrían que acordar con el cliente, de una manera puntual, los criterios a considerar para calificar cada información publicada y qué criterios seguir para asignar la equivalencia publicitaria.